Sembraba esperanzas en el amplio huerto

Con fuerza en las venas, creaciones en mente…

Pensando siempre:   “cuando esté ya muerto

Dejaré, así, de riquezas una fuente”.

 

Y he visto al anciano correr sobre el mundo

Huyendo del hambre, del frío y la miseria,

Descansar, sentirse cualquier vagabundo

Del que nunca habrá  ni  recuerdo ni  historia.

 

Mirándome dice: “no sufras engaños.

Mis   sueños futuros son tiempos pasados,

Mi encorvada espalda, el peso de los años

Y energía agotada, mis brazos cansados”.

 

De los ojos marchitos lágrimas brotan.

Intenta encontrarme y no puedo ayudarle

porque  ya en la puerta de su vida tocan

miles resplandores para gloria darle.

 

Con desesperanzas partió ya el anciano.

Luchó como el hombre que quiere ser hombre.

Huyó para siempre del error mundano

    Y una oscura  tumba guarda podredumbre.    

 

 

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