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Sexualidad elemental

Por: Ruby Santander Bastidas

Al amanecer el grupo abandonó el refugio. Pero él no. Al contacto con el prado humedecido por el rocío sintieron la necesidad de entrar en calor  y, como si se tratara de un equipo de gimnasia, dieron pequeños saltos hasta lograr un estado físico aceptable. Él, todavía en lo alto del refugio, miró al grupo con inusitada curiosidad y permaneció allí durante unos minutos más. Había blancas, negras, doradas, gordas, delgadas, elegantes… pero su juventud era notoria entre todas ellas.

 

Inmóvil, respiró profundo. En sus venas se había insuflado un gas proteico, febril, que lo volvía apasionadamente incontrolable. No lo pensó dos veces.  ¡Las violaría a todas! 

 

Se lanzó tras ellas y, una por una, fueron recibiendo el holocausto de su virilidad; es más, lo aceptaron con una satisfacción que no pudieron disimular. Era, al fin y al cabo, un acto de “sexualidad elemental” con el que todo el mundo ha estado de acuerdo.

Después de su plural demostración viril se acercó hasta el estanque para mitigar su sed. Con sorpresa pudo ver, en el espejo del agua, contemplar la hermosa cresta roja que le había crecido.

 

 

MÁS TEXTOS DE RUBY SANTANDER BASTIDAS:

 

Ser y no sersexualidad elementalte amo tanto que te soñé.

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