Se considerará a algo como verosímil cuando tenga apariencia de verdadero, por tanto, es que algo verosímil resulta creíble ya que no da lugar a la falsedad.

Aunque ojo, algo que es verosímil no es imposible que pueda ser falso en algunos casos, de todos modos, al ser considerado como verosímil terminará por coincidir con el contexto en el cual recibió esa calificación.

No sé si lo que Juan contó sucedió realmente, de todas maneras sonaba bastante verosímil.

 

En una obra artística como ser un libro, una película o una serie de televisión, la verosimilitud de la misma estará más que nada vinculada a la coherencia dentro del propio universo que remite la misma, es decir, no hay que confundir lo verosímil con lo real o verdadero, en una obra que se está representando por actores nada de lo que allí sucede es real, es parte de una ficción y eso es claro para todos, en tanto la verosimilitud estará dada por la congruencia entre el relato y lo que como espectadores percibimos. Un personaje que de pronto, de buenas a primeras, se larga a volar, obviamente, no resultará para nada verosímil.

 

Entonces, en este contexto la verosimilitud tendrá que ver con el respeto por las normas internas de la obra en cuestión; el espectador sabe perfectamente que lo que en la misma sucede es coherente con cualquier otra realidad aunque también sabe que se trata de algo irreal o fantasioso.

 

Para conseguir verosimilitud, el autor deberá seguir algunas reglas que los propios géneros imponen y también algunas otras que el mismo se autoimponga. Por ejemplo, en un dibujo animado cuando vemos a un personaje que cae desde un precipicio y tras ello sigue como si nada hubiese ocurrido en la siguiente escena, tal imagen nos resultará verosímil para ese género, lo que sí sería inverosímil en el mundo animado es que a ese mismo personaje lo veamos herido tirado en el piso.